«El problema no es creer o no creer, ambas posturas son igual de válidas y, sobre todo, personales, se trata de aceptar un compromiso frente al mundo, decidir sobre el sentido de la vida y transitar la existencia según la elección»
C omo les dije, hoy íbamos a hablar de los ateos; a mí, salvo los quemaiglesias, violamonjas y matacuras, me parecen personas razonables y valientes; es difícil mantener una postura moral sin un anclaje inamovible; sin un dios que garantice ciertos preceptos es complicado convencer a alguien de que merecen la pena ser cumplidos. Lo que ocurre es que en esta sociedad las cosas serias tienden a banalizarse, a convertirse en publicidad y folclore. En nuestro caso recogemos una iniciativa inglesa que se plasmó en una campaña de propaganda en los autobuses, la cual se ha recogido en España con el lema: «Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida» y la constitución de dos asociaciones de ateos, una nacional y otra catalana. Ahora se pretende crear en Albacete un grupo de este tipo; esta nueva asociación defiende asuntos claros como el trato que se da a la iglesia católica en la declaración de la renta, el peso que tiene la asignatura de Religión en los currículos educativos que obliga a perder periodos lectivos a los alumnos que no cursan dicha ¿asignatura?, la representación religiosa en los comités de ética de los hospitales (no estoy muy de acuerdo con esto, ya que una gran parte de la población española se considera católica y, por tanto, su opinión ha de estar presente aunque, por supuesto, no sea determinante) y otras cuestiones bien fundamentadas.
Lo que me preocupa de todo esto es que conozco a varios católicos convencidos que hacen las mismas críticas a los problemas que señalan los ateos y siempre se han manifestado en contra de ellas; ahora se verán excluidos a expresar sus opiniones dentro de la nueva asociación que podría llega a exigir una declaración de ateísmo e incluso un certificado en el que conste la solicitud de apostasía en el obispado correspondiente. Esta situación la reflejaba el dibujante El Roto en una de sus geniales y agudas viñetas publicada en El País hace unas semanas, acompañando al dibujo, impactante como siempre, había un texto que decía: «Dios no permitas que los ateos creen una nueva religión»
Este es el asunto, el problema no es creer o no creer, ambas posturas son igual de válidas y, sobre todo, personales, se trata de aceptar un compromiso frente al mundo, decidir sobre el sentido de la vida y transitar la existencia según la elección. Lo que complica las cosas es institucionalizar cualquier toma de postura y querer imponerla sin discusiones como si se estuviera en posesión de la verdad absoluta. Según lo dicho, yo no soy partidario de la constitución de una asociación de ateos en Albacete, aunque lo sea, ya tenemos bastantes religiones, ni de campañas folclóricas en los autobuses de la ciudad. Además así no afrentaremos a El Caminante («un hombre que anda») de Antonio López cuando se haya decidido su ubicación y tamaño, ésta sí que es una buena noticia a la que se une la cátedra extraordinaria de pintura Ciudad de Albacete que impartirá el artista la última semana del mes de agosto.
Para terminar tres consideraciones: ¿han contado las fotos de la alcaldesa, Charo Gualda y Carmen Bayod que se publican todos los días en los periódicos locales? ¿Se ha hecho algo para solucionar el problema de los desmanes del botellón? Y, por favor, no celebren San Valentín.
Publicado en La Verdad el 13/02/09.
C omo les dije, hoy íbamos a hablar de los ateos; a mí, salvo los quemaiglesias, violamonjas y matacuras, me parecen personas razonables y valientes; es difícil mantener una postura moral sin un anclaje inamovible; sin un dios que garantice ciertos preceptos es complicado convencer a alguien de que merecen la pena ser cumplidos. Lo que ocurre es que en esta sociedad las cosas serias tienden a banalizarse, a convertirse en publicidad y folclore. En nuestro caso recogemos una iniciativa inglesa que se plasmó en una campaña de propaganda en los autobuses, la cual se ha recogido en España con el lema: «Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida» y la constitución de dos asociaciones de ateos, una nacional y otra catalana. Ahora se pretende crear en Albacete un grupo de este tipo; esta nueva asociación defiende asuntos claros como el trato que se da a la iglesia católica en la declaración de la renta, el peso que tiene la asignatura de Religión en los currículos educativos que obliga a perder periodos lectivos a los alumnos que no cursan dicha ¿asignatura?, la representación religiosa en los comités de ética de los hospitales (no estoy muy de acuerdo con esto, ya que una gran parte de la población española se considera católica y, por tanto, su opinión ha de estar presente aunque, por supuesto, no sea determinante) y otras cuestiones bien fundamentadas.
Lo que me preocupa de todo esto es que conozco a varios católicos convencidos que hacen las mismas críticas a los problemas que señalan los ateos y siempre se han manifestado en contra de ellas; ahora se verán excluidos a expresar sus opiniones dentro de la nueva asociación que podría llega a exigir una declaración de ateísmo e incluso un certificado en el que conste la solicitud de apostasía en el obispado correspondiente. Esta situación la reflejaba el dibujante El Roto en una de sus geniales y agudas viñetas publicada en El País hace unas semanas, acompañando al dibujo, impactante como siempre, había un texto que decía: «Dios no permitas que los ateos creen una nueva religión»
Este es el asunto, el problema no es creer o no creer, ambas posturas son igual de válidas y, sobre todo, personales, se trata de aceptar un compromiso frente al mundo, decidir sobre el sentido de la vida y transitar la existencia según la elección. Lo que complica las cosas es institucionalizar cualquier toma de postura y querer imponerla sin discusiones como si se estuviera en posesión de la verdad absoluta. Según lo dicho, yo no soy partidario de la constitución de una asociación de ateos en Albacete, aunque lo sea, ya tenemos bastantes religiones, ni de campañas folclóricas en los autobuses de la ciudad. Además así no afrentaremos a El Caminante («un hombre que anda») de Antonio López cuando se haya decidido su ubicación y tamaño, ésta sí que es una buena noticia a la que se une la cátedra extraordinaria de pintura Ciudad de Albacete que impartirá el artista la última semana del mes de agosto.
Para terminar tres consideraciones: ¿han contado las fotos de la alcaldesa, Charo Gualda y Carmen Bayod que se publican todos los días en los periódicos locales? ¿Se ha hecho algo para solucionar el problema de los desmanes del botellón? Y, por favor, no celebren San Valentín.
Publicado en La Verdad el 13/02/09.
2 comentarios:
He enviado la siguiente carta a La Verdad que he elaborado con la ayuda de Jorge Laborda a quien le agradezco sus comentarios y correcciones. A ver si la publican. Un saludo.
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Ateos y paseos (hacia adelante).
Escribo en relación al artículo de opinión publicado el pasado viernes por D. Gregorio A. Salvador en su diario. Lógicamente el Sr. Salvador puede considerar infinidad de cosas más importantes que la creación de una asociación de ateos en Albacete, pero para aquellos que día a día vemos pisoteados nuestros derechos o asistimos atónitos a un agravio comparativo entre creyentes y no creyentes con respecto a sus convicciones morales, sí es importante y, precisamente por las resistencias que suscita, urgente. Cualquier asociación con unos fines como los planteados por los futuros Ateos de Albacete, y que pronto quedarán plasmados en un manifiesto y unos estatutos, debería ser bienvenida, porque no pretende sino afirmar el compromiso de personas no creyentes con el trabajo por una sociedad más igualitaria y más libre.
La campaña del "Bus ateo", que cada uno desde sus creencias podría calificar de muy diversas formas y sin hablar del lema utilizado, es un éxito. Gracias a ella, ateos de todo el mundo desean hoy alzar la voz y pedir que se respeten sus convicciones morales, no fundamentadas en normas sacralizadas, muchas veces ya caducas, sino en conocimientos y evidencias científicas. No se pretende crear una nueva religión o proyectar una imagen folclórica, ni mucho menos; se intenta animar a todos aquellos ateos que sufren en silencio, a que "salgan del armario" y exijan sus derechos.
Pero lo más grave de su texto es su justificación, debido a la mayoría católica de la población, de que un representante religioso opine sobre un determinado aspecto médico en un comité de ética en un hospital. ¿Por qué la opinión de alguien que cree en ideas que otros, basándose en evidencias científicas conocen falsas, debería influir sobre el tratamiento médico o la decisión de seguir aplicándolo o no? ¿Únicamente sobre la base de que cree en un dios en el que, de todos modos, muchos otros creyentes no creen, aunque carezca de los conocimientos necesarios para emitir un juicio? Merece la pena recordar los impedimentos que durante siglos, la religión ha impuesto, e impone, al desarrollo de la Medicina con una ética retrasada siglos, la cual, para no perder demasiados adeptos, ha ido adaptando a los tiempos. Hoy exigimos a nuestros estudiantes de Medicina la toma de decisiones fundamentada en evidencias científicas, lo que impacta frontalmente con lo que la religión imponía no hace mucho, a saber, que la enfermedad era un castigo divino, que para sanarse el paciente debía arrepentirse y confesarse, fomentando el desprecio hacia el enfermo pecador, considerando la cirugía como un pecado, proclamando que el hecho de ser zurdo u homosexual es una enfermedad, o el retraso que la religión está causando a la investigación con células madre en todo el mundo. En general, los ateos son personas que defienden una actitud humanista, racional y científica con el ser humano y con el mundo, para mejorar la vida de todos, para aumentar la felicidad de la humanidad.
Ahora escribo en un ordenador y le envío este mensaje por correo electrónico gracias al empeño de personas como Miguel Servet, Galileo Galilei o Giordano Bruno, entre muchos otros. Son ellos quienes han hecho avanzar el mundo, mientras otros se oponían a su desarrollo tras la muralla de la religión. Sólo por esta razón ya merecería la pena celebrar el nacimiento de dicha asociación, y mucho más en una ciudad de Castilla-La Mancha, como Albacete.
Publicado en La Verdad: http://www.laverdad.es/albacete/20090220/opinion/ateos-paseos-20090220.html
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