jueves, 14 de abril de 2011

Cartas desde la Edad Media

Hemos recibido la siguiente carta, para la que parece que no ha transcurrido el tiempo desde el glorioso Torquemada:

Muy Distinguidos Sres/Sras/Srtas:

He tenido noticia de que tienen intención de realizar una procesión atea con claro propósito de ofender a los católicos y tomando como referencia la quema de iglesias del 36. Como vds. Entiendo que saben que este tipo de iniciativas son un delito contemplado en nuestro código penal español; concretamente el artículo 525. Así que me he preguntado si ustedes son tan valientes como dicen ser, que aún siendo nuestra realidad penal la que es, son capaces de atreverse a semejante cosa.

Por eso, quisiera proponerles, cuando ustedes buenamente puedan, y por supuesto muy en su línea atea, que también hagan una procesión atea indicando que además desean ofender a los musulmanes y tomando como referencia la quema de mezquitas.

Si realmente lo hacen, habré de reconocer que ustedes son verdaderamente valientes y creen de veras en su idea atea de la vida.

Eso sí, en ese caso, les recomendaría se escondieran donde pudieran, cuando no, se pusieran grilletes de metal altos y gruesos en el cuello, no sea que sus cabezas acabasen expuestas en lo alto de unas picas.

Un muy cordial saludo,

Adriana López.


La respuesta ha sido la siguiente:

Estimada Sra. Adriana,

En primer lugar, gracias por ponerse en contacto con nuestra asociación, si bien lamento que sea por una información tan equivocada y tergiversada como la que me expresa.

Debo decirle que NO es cierto que nuestra asociación, Ateos de Albacete, participe en una procesión atea, cosa que, por otra parte, podríamos hacer perfectamente. Pero el hecho cierto es que no hay tal procesión. En todo caso, también debo decirle que, de haberla, sólo pretendería manifestar que, en España, hay otras maneras de ver la vida, y en absoluto se trataría de una ofensa para nadie, aunque, por supuesto, si de una crítica a la actitud de las religiones de intentar someter a todos los ciudadanos a su forma de entender la vida y la moral. Permítame que le recuerde que, aunque las religiones en general toleran mal las críticas, todo aquel que sale a la palestra pública a predicar sus ideas debe aceptar que sean criticadas con la misma firmeza con que las expresa, siempre que ambas partes respeten a las personas. A nosotros, los ateos, ustedes nos suelen llamar blasfemos, palabra que define un delito penal, y Vd personalmente me recuerda el art. 525 del código penal, olvidando que tiene dos partes, y sin tener en cuenta que su frase “no sea que sus cabezas acabasen expuestas en lo alto de unas picas”, tiene unas connotaciones ciertamente amenazadoras que bien podrían ser incardinadas en el delito tipificado en el art. 169 del mismo código.

Además, y ya que menciona a otras confesiones religiosas tan poco tolerantes como la suya, también le recordaría la campaña del Sr. Ratzinger sobre la ley contra la blasfemia en Paquistán, que yo expresamente condeno, y que allí se aplica a los católicos. A ustedes les molesta que allá les llamen blasfemos y les persigan por expresar sus ideas, pero no les importa llamárnoslo a nosotros por hacer lo mismo. Extraña coherencia es esa.

Finalmente, respecto a sus falsas acusaciones, mentiras e insidias sobre las pretendidas referencias a la quema de iglesias, debo decirle que ya he tenido la oportunidad de condenar la quema de iglesias en otras ocasiones, y no me importa reiterárselo. Por mi parte, abomino de dichas acciones, si bien, nunca he oído a las autoridades eclesiásticas condenar la quema de personas por la inquisición, ni pedir perdón por la quema de Giordano Bruno. Entienda que no pretendo comparar un fuego con otro, si bien sólo quiero dejar constancia que nuestra posición no es coyuntural de ahora sino que los ateos, al menos los que yo represento, llevamos tiempo con esa idea clara.

Participe, pues, en sus procesiones, y deje que otros organicen las suyas, si quieren hacerlo. La calle no es suya, ni el resto de las instituciones. Y si alguien más quiere celebrar la confluencia de la primavera y la luna llena, que no otra cosa es eso que llaman “semana santa”, no son ustedes quienes para impedírselo, y menos con estúpidas amenazas.

No continuaré ningún debate con gente tan poco tolerante como Vd, y no tengo intención de contestar a cualquier otro correo suyo. No obstante, reciba un cordial saludo.