viernes, 6 de marzo de 2009

El Titanic, Nietsche y el autobús



Por GARCE

Publicado en La Tribuna de Albacete el 4/03/09.

No te creas, amigo lector, que vas a leer algo así como una tesis doctoral o cosa que se le parezca. Simplemente se cuenta, se dice, se cotillea, que el Titanic, Nietsche y el autobús, tienen algo en común. Del primero se cuenta, yo no sé si es todo cierto, que llevaba una inscripción en el casco que decía algo así como «Ni Dios ni la naturaleza me hundirán». Y se lo cargó un fiordo en su primer viaje. Cosas del destino, del azar o cosa parecida, porque para los promotores de tal barco Dios no tenía que ver nada en el asunto. O a lo mejor era una fardonada del que lo diseñó y construyó. En el segundo caso se cuenta que Nietsche puso una esquela funeraria en un periódico en el que se podía leer «Dios ha muerto. Firmado Nietsche». Cuando a Nietsche le llegó la hora, como nos llegará a todos los demás, y se murió, apareció otra esquela que decía algo así como «Nietsche ha muerto, firmado Dios». Y en el tercer caso se trata de esos autobuses que, empezando en Cataluña y copiando a otros del extranjero, llevan una propaganda que dice también algo así como «Probablemente Dios no existe, goza de la vida». Supongo incluso que han colocado a Dios con mayúsculas y todo. Y como ahora parece que nos llega a Albacete, por eso lo traigo a colación.

Ha pasado mucho tiempo y el Titanic es una anécdota en la historia de los buques de pasajeros. Y no necesitó contestación directa de Dios, simplemente la fortaleza de un fiordo se lo cargó. Es que las causas directas o indirectas también tienen su razón de casualidad. Y Nietsche murió y es un gran pensador, un gran filósofo, pero lo conocen los que culturalmente lo necesitan para sus estudios o algún filósofo que estudia sus obras. Porque Nietsche intentó con su pensamiento crear un corpus filosófico, o sea, racional. Cosa que le honra. Y, sobre todo, a estas horas, habrá salido de la duda de si Dios estaba vivo o muerto. En el tercer caso los autobuses dan vueltas y vueltas, o sea, están en el tiempo que pasa, como los que han pagado para que se coloque dicha propaganda. Lo que no es óbice para que se preocupen tanto de los creyentes. Es raro, ¿no? Porque supongo que la tal propaganda va dirigida a los creyentes, porque los que no creen no necesitan ayuda de los autobuses dichosos. Y al verdadero creyente le trae sin cuidado lo que digan tales papeles pegados.

Otra cosa es que se debatiera racionalmente la existencia o no de Dios. Y entonces, si es así, les propongo otro lema interesante para propagarlo. Tendríamos que poner «A lo mejor Dios existe o no existe, obra según tu conciencia». Y así todos contentos, creyentes y no creyentes. Pero no hace falta que lo pongamos en los autobuses de línea. Simplemente se puede llevar en el corazón de cada uno. Y entonces creo que todos nos divertiríamos más y seríamos más solidarios, porque no creo que nadie quiera el mal del prójimo. Y tendríamos que pensar en lo que la ciencia llama evolución. Y como un amigo me decía no hace mucho. De acuerdo con la ciencia todo procede de un tronco común que evoluciona. Y ese tronco común quién lo trujo (sic), decía él. El pobre no sabe hablar con florituras, como él también dice, pero piensa, vaya que si piensa.

Probablemente los que promocionan tal frasecita del autobús piensen o no piensen. En el primer caso son, como supongo, animales racionales. Y yo me atrevería a afirmar que con alma inmortal, por eso de no tener materia. Y sus dudas se desvanecerán cuando dejen este cuerpo mortal. Y si no piensan, o piensan que son simple materia, pues a qué preocuparse, hombre, simplemente desaparecerán y aquí paz y después la nada. Porque no puedo decir gloria. Pero los que creemos en Dios tenemos la certeza de la fuente que mana en medio de la noche, porque oímos su ruido. También con dudas si será la fuente que esperamos, pero suena a fuente. Luego tendremos nuestros defectos como los que no creen, pero esperamos la salvación de la mano de nuestro padre Dios. ¡Ah! Y que conste que también nos divertimos, oiga, que la vida sólo se vive una vez.


RESPUESTA ENVIADA EL 6/03/09.

Hasta ahora, he enviado otros 2 artículos a La Tribuna, ninguno de los cuales ha sido publicado. Se avisará en caso de que éste lo sea.




Russell, Nietsche y el autobús


Fernando Cuartero

En La Tribuna del día 4 de marzo, nos ilustra el Sr. Garce en su columna con una serie de interesantes reflexiones, a cuenta, cómo no, de la publicidad atea que próximamente, si Dios quiere, y algún preclaro meapilas no lo impide, circulará por las calles de Albacete.

Sobre dichas reflexiones, debo decir en primer lugar que se equivoca el columnista en su suposición de quiénes son los destinatarios de esta campaña, que no son precisamente los creyentes, sino los ateos, agnósticos, y escépticos en general, a quienes nos queremos dirigir para constatar una realidad: Que no estamos solos y no somos una excepción, que ni siquiera somos pocos, y que por todo ello también contamos; pues ya está bien de no hablar por no molestar, porque si la libre expresión es un derecho, lo es para todos, moleste o no. Por lo que haría bien en despreocuparse de la campaña, que ni está dirigida a él, ni tiene ánimo de convertirle, ya que, al contrario que otros, los ateos no somos proselitistas.

También le preocupa el hecho de si los ateos somos capaces o no de pensar, y nos hace el honor de suponer que sí, cosa que le agradecemos. Ciertamente, yo tampoco sé a priori si él piensa o no, pero como al menos es capaz de juntar las palabras para hacer tales reflexiones, no sólo creeré, sino que daré por probado que sí lo hace, y por tanto es un animal perfectamente racional. Aceptado esto, parece interesante también su propuesta de cómo resolver la cuestión de si dios existe o no, método que ya habría probado Nietsche, y es muriendo a ver qué pasa. Pero también en esto se equivoca, porque si en el improbable caso de que dios existiera, y de entre los innumerables que podrían ser, fuera éste precisamente el cristiano, con la muerte no basta, y resulta que no podría ser sino hasta el Juicio Final cuando hiciéramos la comprobación de su existencia de una forma adecuada, y como esto largo lo fiamos, por fuerza nos vemos obligados a hacerlo ahora de una forma más sumaria. En ese sentido, tomemos la versión de la manida primera causa tomista, que Garce nos presenta en boca de un buen amigo suyo, a la cual yo contrapondré la cita del Premio Nobel de literatura y gran lógico y matemático que fue Bertrand Russell: «Si todo tiene una causa, entonces Dios tiene una causa, y si puede haber algo sin causa, tanto puede ser el Universo como Dios».

Por tanto, que nos deje poner nuestra campaña, y ponga él las que quiera, si tiene a bien, ya que nosotros expondremos, cuando nos parezca y usando los medios a nuestro alcance que a los ateos no nos molesta la religión, siempre que se satisfagan unas reglas cívicas; y así, defenderemos el derecho de los católicos a creer en la existencia de un creador, a rendirle culto y esperar la salvación de su mano, a tener sus símbolos en sus hogares o lugares de reunión propios, a no divorciarse si no quieren, a que no les obliguen a abortar o a casarse con personas de su mismo sexo, o a que nadie les impida dar aportaciones voluntariamente a su Iglesia para sostener su culto. Pero en justa contrapartida, deben renunciar a imponernos sus creencias, y a aceptar que la legislación tiene una base civil establecida para todos, por métodos democráticos y con respeto de los derechos humanos; a que las creencias de una persona, sólo obligan a esa persona; y que toda fe religiosa y filosófica, incluyendo las ateas, agnósticas y otras, deben tener la misma posibilidad de expresar su pensamiento, de practicar sus ritos, si los tuvieren, y de sentirse en plena igualdad de condiciones con las demás.

Cuando esto sea así, podremos establecer publicidad conjunta, como aspira el Sr. Garce, que será entonces bienvenida; mientras tanto, ya que nosotros debemos aceptar la ingente publicidad que reciben los creyentes, pagada por todos, incluso por quienes no comulgamos con ellos, rogaríamos que acepten la nuestra que, al menos, ellos no tienen que pagar.

Cada cual elija sus dioses, que quienes no tenemos no hablaríamos de esto si no estuviéramos hartos de comulgar con ellos, financiarlos, y encima pedir perdón por el pecado, no solo de no ser creyentes, sino de atrevernos a decirlo.

Agradecer, por lo demás, a Garce su interés, que mientras hable de nosotros tendremos presencia. Ser tema de reflexión, bien vale una misa.

2 comentarios:

Vicente Pascual dijo...

me parece una respuesta limpia, lastima de desde los "democraticos" medios de comunicación solo se deba escuchar la musica procesional, incluso aunque suene tan violenta, cruenta como la última de señor GARCE; quien al parecer no le importa para vencer en un debate intelectual desenterrar a los muertos revivir el nacismo , las dos Españas y no se que mas.
Creo que este señor demuestra ser un claro ejemplo de lo que dice criticar "DESPRESTIGIA QUE ALGO QUEDA".

Atilio dijo...

Ladran Sancho.
Un diálogo clásico con emoción y voluntarismo de un lado y calma lucidez del otro. Felicitaciones Cuartero.
Tiene razón también Vicente Pascual cuando descubre la táctica "desprestigia que algo queda". Pero no me preocuparía demasiado al respecto.
Es perfectamente previsible que chillen y muchos de ellos nunca escucharán razones.
Lo importante es que los muchos que viven bien sin las fantasías creyentes, muchos mas de lo que parece, se pongan a hablar y así los derechos de todos serán respetados.